Los TOPILLOS acechan de nuevo

Lo alertan factores como las altas temperaturas y un repunte de ejemplares en otoño










Lo venían augurando los agricultores leoneses y ahora lo confirman los biólogos: el topillo campesino amenaza con volverse plaga de cara a la campaña 2012. Las bondades climatológicas que están acompañando este invierno y las alertas registradas durante el otoño en cuanto a un incremento de ejemplares se suman al factor cíclico de la plaga, que arruinó las cosechas en 2007 y que podrían hacer lo mismo cinco años después. 

Los tres indicadores hacen prever así que la próxima primavera Castilla y León se enfrentará a su sexta plaga de topillo campesino desde 1987; una ‘peste’ que en 2007 acabó por arruinar más de 50.000 hectáreas de cultivo en la provincia de León. “Sería muy aventurado indicar que en los próximos meses estaremos ante una plaga de las dimensiones de la de 2007. Ahora podemos comenzar a sufrir el invierno más gélido de los últimos años y llegar a la primavera con una población de topillos insignificante. 

Pero de continuar el invierno con temperaturas no muy frías y presentarse una primavera húmeda, todos los indicios apuntan a que los problemas generados en la agricultura por los topillos podrían repetirse”, declaró ayer para la agencia Ical, Alfonso Paz, biólogo de la organización naturista Grefa, que está elaborando un estudio de control biológico de las plagas de topillo junto con la Universidad de Valladolid, el Centro de Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) e investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
Las afirmaciones de los expertos coinciden así con las valoraciones de los que mejor conocen el campo y los topillos, los agricultores, que vienen denunciando, ya desde el otoño, un repunte de ejemplares similar al sufrido meses antes de la última plaga. Rapaces ‘versus’ roedoresEl proyecto en el que trabaja la organización Grefa consiste en facilitar las condiciones de cría al cernícalo vulgar y a la lechuza común “con algo tan simple como la colocación de nidos artificiales”.

Un sistema similar lleva empleándose en Israel desde hace treinta años con unos resultados positivos y con un incremento de las producciones del 20 por ciento en el caso de la alfalfa, que suele ser el cultivo más dañado. En este sentido, el biólogo matizó que la población de topillos en condiciones normales se sitúa entre los 20 y los 60 ejemplares por hectárea y que un cernícalo puede alimentarse al año de un millar de estos roedores.

El biólogo también comentó que el uso de venenos para combatir este tipo de plagas, –recurso que se empleó en 2007– y que también se registran en países europeos como Francia o Alemania, se ha demostrado ineficaz y, sobre todo, muy dañino contra el medio natural. “Las plagas se deben prevenir. Cuando la densidad de topillos por hectárea supera los 800 animales, como ocurrió en 2007, no se puede hacer nada. Está demostrado que tras una explosión demográfica la reducción de la población es cuestión de varias semanas, dado que entre ellos se contagian enfermedades”.
Fuente:La Crónica de León

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