Leyendas de nuestros pueblos y concejos ,La leyenda de San Julian y Santa Basilisa .


retablo de San Julian y Santa  Basilisa de Valdavida
Hola amig@s en esta ocasion os contare una leyenda que cuenta la historia de los patronos de nuestra iglesia capellania de Valdavida ,antaño durante la edad media eran pocos  los lugareños y vecinos que  sabian leer y escribir y era mediante imagenes , frescos y relieves tallados en la madera    como trasladaban a sus fieles pasajes de la Biblia y vida de sus Santos  para que estos las comprendiesen y asi poder  divulgarlas y ser entendidas  por  tod@s los fieles  y demas  personas,en nuestro caso nuestro deteriorado y explendido retablo mayor del siglo XVI dedicado a San Julian y Santa Basilisa  en sus doce tablas pintadas de estilo Rafaelesco representa muchas escenas de la Biblia ,evangelistas patriarcas ... y entre esas doce tablas pintadas  y pese a su mal estado de conservacion  en
 tres  de ellas nos representan pasajes de la vida de los titulares  ,siendo testigo mudo  de la vida de San Julian  y Santa Basilisa ,
representacion de la muerte de Cain a Abel con la quijada de burro
la verdad que todo el retablo en si es un libro abierto ,

pero la sorpresa se dio a conocer con la imagen de un corzo que aparece en una de las doce tablas pintadas sobre tabla que fue descubierto durante la limpieza de una de las doce tablas que se realizo durante la catalogacion del retablo pàra la realizacion de la memoria de restauracion ,la suciedad y descolchones de las pinturas ocultan la mayoria de las tablas y en algunas es casi imposible ver sino intuir su significado ,pero fue durante la limpieza de una de las tablas donde debajo de la suciedad y oxidacion nos sale representado un corzo ,y un hombre sobre un caballo apuntandole ,curiosa imagen para un retablo ,pero que representa ?,pues se trata de una pasaje de la vida de San Julian Y Santa Basilisa que a continuacion os relato en la leyenda,donde nos cuenta lo sucedido entre ambos ...
San  Julian ante el corzo
Leyenda de San Julián y Santa Basilisa
Era Hijo de noble familia y por la caza aguerrido.
Muy hábil con la ballesta, con las armas muy lucido
y con los lazos, por suerte, bien siempre le tiene ido.
Un día de sol radiante, entre los montes perdido,
un ciervo de tierna piel ante su arco ha aparecido.
Julián tensa la ballesta, el ciervo se ve afligido
y no comprende el acoso que por Julián es seguido.
¿Por qué me acosas así, si de ti nada he pedido?
- Líbrate de hacerme daño, porque sino te has perdido,
líbrate de hacerme daño, te lo digo muy afligido,
porque si tu flecha me mata algo más habrás herido.
Tú a tus padres matarás, no lo tomes en olvido.
Y por muy lejos que vayas el hecho será cumplido.
Más el dardo al aire iba, y en el aire hubo un silbido,
y del ciervo el corazón en dos lo tiene partido.
Atónito queda Julián de lo que el ciervo le ha dicho.
Al mismo tiempo decide dejar sus padres y nido,
que no quiere que acontezca ni que se cumpla el destino
guardado para sus padres del animal susodicho.
Nada a nadie Julián dice, él solo toma el camino.
Y llega a tierras ignotas, condado desconocido.
Situado está el condado en las tierras de occidente,
donde cristianos pelean contra los moros de oriente.
Se alista en primera línea y jefe le han nominado,
que el conde, por su valor, gran confianza le ha tomado.
El conde, muy agradecido, no sólo le hizo caudillo,
lo casó con viuda noble y le regaló un castillo.
Anchos montes de encinares el castillo poseía,
un río de limpias aguas y llanos de nombradía.
Basilisa, su mujer, muy prendado lo tenía,
Él se entretiene en la caza y muy felices vivían.:
Entretanto los sus padres buscándolo se afligían,
no quieren perder al hijo y por todas partes iban.
Recorren muchos países y, preguntando, seguían
dónde puede estar Julián que por ser hijo no olvidan.
La guerra vuelve al condado que ataca la morería,
vuelve Julián en defensa de toda la cristianía.
Y se presentan sus padres y a su mujer requerían,
le preguntan por Julián si visto, quizás, le había.
Y le narran la leyenda de aquel hijo, que un buen día,
se les marchó de su casa sin dejar rastro ni guía.
Basilisa sabedora de la historia y cacería,
Pues por boca de Julián la historia ya conocía.
Basilisa se cerciora que allí sus suegros tenía
y los manda agasajar, fuera de sí de alegría.
Y sin mediar más palabras su misma cama ofrecía,
la que comparte el esposo cuando en casa convivía.
Ese día, muy temprano, se levanta Basilisa
a dar las gracias a Dios por la suerte concedida.
Muy gozosa ante el altar se mostraba Basilisa,
Pues la palabra del ciervo ya jamás será cumplida.
Desea ver a Julián para darle la noticia
de la estancia de sus padres mientras acaba la misa.
En aquel mismo momento retorna Julián a casa
Tras cabalgar varios días desde el campo de batalla.
Quiere ver a su mujer antes de colgar las armas;
se adentra en la habitación, pues la supone acostada.
Los ojos se le obnubilan al ver que en su propia cama
cree ver un adulterio y su honra mancillada.
La daga saca al instante y ambas cabezas separa
de los cuerpos, que tranquilos, la desgracia le deparan.
Sale a la calle de rojo goteándole la daga,
de pronto ve a Basilisa, pues la misa es acabada...
Responde ya, Basilisa, ¿Quién descansa en nuestra cama?
-Tus propios padres, Julián, que desde tierras lejanas
llegaron a este castillo después de muy larga andada
y para honrarlos mejor les dejé la propia cama.
Al oír Julián la historia al instante se desmaya
y al castillo en parihuelas lo llevan como en volandas.
Es tan grande lo sufrido que a reanimarle no acaban,
y pasaron varios días hasta recobrar la calma.
Se confiesa parricida, maldice la noramala,
no encuentra en el vasto mundo tierra para ser morada.
Maldice al ciervo y ser hijo de los padres que él amaba,
maldice la profecía que por desgracia es colmada.
Basilisa a los ancianos los entierra en fe cristiana,
mientras a Julián consuela de su desgracia inhumana.
-Todo fue equivocación horrible y predestinada,
Dios perdona, ya que al hombre no puede ser evitada.
- Te agradezco, amada mía, tus palabras de consuelo,
más no acepto las disculpas, que el asesino está dentro;
dentro de mi corazón, mi descontrol y mis celos,
mi humilde ruindad humana, no la predicción del ciervo.
Basilisa, te abandono, no puedo vivir sereno,
he de purgar el pecado que me sofoca en lo interno.
Tengo que hacer penitencia, tengo que marcharme lejos,
Hasta que Dios me perdone con una señal sin velo.
Queridísimo Julián, fue tu brazo, bien es cierto,
más mi falta de atención fue la causa de los hechos.
Y, puesto que ambos culpables, somos igualmente de reos,
déjame que te acompañe donde llegue tu destierro.
Compartí felicidad, compartí contigo lecho,
quiero, también, compartir esa pena de tu pecho.
De corazón, Basilisa, acepto tu ofrecimiento,
que las penas compartidas pregona mejor el viento.


A la mañana siguiente, vestidos con tosco atuendo,
emprendieron el camino por los campos, en silencio.
Más antes de abandonar sus posesiones, primero,
repartieron sus riquezas entre los pobres y siervos.
Muchas jornadas de sendas y caminos pedregosos,
hollaron Julián y ella, junto con prados hermosos.
Y en la senda de Santiago hallaron un ancho río,
bravo, de pujantes aguas, crecidas y remolinos.
El Esla, que así se llama, lo cruzan los peregrinos
y muchos, por su bravura, no llegan a su destino.
Piensa Julián que le guían desde lo alto el camino,
y que allí puede ayudar caminante y peregrino.
Y allí piedra a piedra a Pedro una iglesia ha construído,
junto con un hospital de asistencia al peregrino.
Una barca se ha comprado soslayando los peligros,
que quien a Santiago va tiene que cruzar el río.
A San Pedro, que es la iglesia, le ponen el apellido
de la Nave, por la barca con que Julián cruza el río.
En noche de invierno cruda, tras un día muy movido,
a las tantas la mañana oye Julián un gemido.
Sale Julián de su lecho llamado por los quejidos
Y a la puerta misma estaba un hombre muy malherido.
Lleno de llagas y hielo ya medio muerto de frío,
era un leproso, y al verlo, al interior lo ha metido.
Enciende fuego al instante y lo frota con cariño
por intentar reanimar aquel cuerpo entumecido.
Basilisa ropas secas, más un caldo le ha servido,
Pero ya no entra en calor el leproso peregrino.
Ya lo meten en la cama, lo tratan con mucho mimo,
las guedejas del cabello cuida Julián sin remilgos.
Al cabo de unos minutos se transforma el peregrino
en santo resplandeciente que estas palabras le dijo:
"Desde el cielo a mi me mandan y a comunicarte he venido
que tu penitencia basta por el crimen cometido.
Y que tú, junto a tu esposa, y ya por siempre reunidos,
Gozaréis la paz eterna con nos en el paraíso.
tabla que representa la sagrada cena 
tabla que representa el descendimiento 
En otras dos tablas se refleja a San Julian con el cuchillo matando a  sus padres en la cama  situada esta a la derecha de la del corzo y sobre esta la salida del castillo y donacion de sus bienes .Gracias a la leyenda y a la intuicion podemos descubrir la vida de nuestros patronos entre las lagunas y suciedad que amenazan con acabar de forma irremediable  con esta gran obra de arte plateresco de las que ya pocas quedan en la provincia de leon    que junto con  con la iglesia  tienen la  mala suerte de formar parte de la LISTA ROJA  DE PATRIMONIO DE HISPANIA NOSTRA ,esperemos que en breve y si Dios quiere podramos disfrutar de toda su belleza y de las leyendas que desde siglos atesoran sus pinturas ,saludos   y desde aqui animaros a que cuideis del patrimonio que os dejaron vuestros antepasados pues son y forman parte de vosotros y de vuestras raices ,,aunque no den trigo ...                                                                                                                                                                                                                                                                    .....porque nunca debemos de  olvidar de donde somos y de donde venimos ....

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