Dudas meteorológicas

Después de un día entero de servir cafés, vinos y copas de sol y sombra, a la hora de barrer, ya apetece ir a la cama.
Pero recogiendo las últimas mesas, apareció a la luz de la farola de la esquina, el borrachín del pueblo.
Un tío pesado donde les haya, que a primeros de mes, recién cobrada la pensión, empalmaba una curda con otra, hasta terminar con las perras y recurrir a la caridad, fuera del pueblo.
El matrimonio que regenta el bar, ha sufrido en repetidas ocasiones las trancas del burrachuzo, que se niega a abandonar el bar para que ellos descansen.
Así que él, cuando le vio, corrió a apagar las luces y trancar la puerta para ahorrarse el tostón del amigo de los majuelos.
Él y ella subieron a su vivienda, que está encima del bar y dejaron al borracho en la calle, aporreando la puerta del bar y amenazando con darles la nochecita.
Llevaba ya media hora dando voces y golpes, mientras ellos dos soportaban el tostón, con las luces apagadas y mirándole por la ventana.
Él, decidió terminar con el espectáculo y encontró a palpas, vaciándolo por la ventana, un recipiente con agua, que resultaron ser los garbanzos a remojo, para el cocido del día siguiente.
Al sentirse mojado, el borracho extendió su mano con la palma hacia arriba, y después de una blasfemia preguntó: ¿llueve o graniza?
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