Información sobre el almacenamiento de CO2

Cómo se almacena y posibles riesgos de una fuga
 
¿Cómo puede almacenarse el CO2 bajo tierra?
  • ¿Cuáles son las posibilidades de almacenamiento geológico?
  • ¿Cuánto cuesta el almacenamiento geológico?
  • ¿Que peligros puede conllevar para las poblaciones locales?

¿Cuáles son las posibilidades de almacenamiento geológico?

Las formaciones geológicas aptas para el almacenamiento de CO2 son las reservas agotadas de gas y de petróleo, los acuíferos salinos profundos y los lechos de carbón inexplotables. Los lugares de almacenamiento deben estar generalmente localizados a profundidades iguales o superiores a los 800 m, donde la presión predominante mantiene el CO2 en un estado tanto líquido como supercrítico. 

Bajo estas condiciones, el CO2 tiene una densidad inferior a la del agua y debe ser bloqueado desde arriba para evitar su resurgimiento en la superficie. Por ejemplo, el CO2 puede capturarse físicamente bajo una capa rocosa hermética, o en los espacios porosos del interior de la roca. Asimismo, puede capturarse químicamente al disolverse con agua y reaccionar con las rocas que le rodean para formar carbonatos minerales. 
 
El CO2 comprimido puede ser inyectado en los poros de las formaciones rocosas del subsuelo utilizando muchos de los métodos que actualmente se utilizan por las industrias del gas y del petróleo: tecnología de perforación, tecnología de inyección, simulación informática de la dinámica de los depósitos de almacenamiento y los métodos de vigilancia.
Se están desarrollando proyectos de almacenamiento a escala industrial en el Mar del Norte, en Canadá, Argelia y Tejas. En cada uno de estos lugares se almacenan más de un millón de toneladas de CO2 por año, que de lo contrario, serían liberadas en la atmósfera

Por todo el mundo existen potenciales lugares de almacenamiento geológico, tanto sobre la tierra firme como en el mar. Los pronósticos sobre el espacio total de almacenamiento disponible varían mucho, pero por norma general indican la existencia del espacio suficiente para cubrir de varias décadas a cientos de años de emisiones de CO2, basándose en el ritmo actual de las emisiones. Además, gran parte de las centrales eléctricas y de las demás fuentes industriales de emisión existentes se sitúan a menos de 300 km de zonas con potencial de almacenamiento

Aunque la capacidad de almacenamiento de los depósitos geológicos sea posiblemente suficiente para contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de CO2, su verdadera capacidad todavía permanece desconocida. 


Las fugas de CO2 desde el lugar de almacenamiento implican riesgos para el clima a nivel mundial, pero también de riesgos locales para poblaciones, ecosistemas y aguas subterráneas en el caso de un escape súbito y rápido de CO2. Se prevé que dichos riesgos sean bastante reducidos: la mayor parte del CO2 debería permanecer bajo tierra durante siglos, y las fugas deberían poder controlarse adecuadamente antes de causar perjuicios a nivel local. Sin embargo, podría ser necesario el control de los lugares de almacenamiento durante periodos de tiempo muy largos, y se espera un desarrollo de nuevos métodos a medida que mejore la tecnología. También se requiere un marco legal a largo plazo, al extenderse el tiempo de almacenamiento a muchas generaciones. Parece que el público en general no sabe mucho de esta opción tecnológica y es reacio a aceptarla, porque se percibe a veces que el almacenamiento de CO2 resulta de una incapacidad para encontrar otras maneras de reducir las emisiones.

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