Difícil situación para el Cine Mary de Cistierna

Sólo cinco salas sobreviven en pequeños municipios de Castilla y León y el panorama se presenta complicado, ahora se enfrentan al final de las cintas de celuloide, en 35 milímetros. 

Supone un desafío y una oportunidad para unos y un adiós para otros. La ventaja: no tiene límite de copias y podrían proyectar los estrenos calentitos; el pero: es necesaria una inversión de 60.000 euros

Estas salas, su entorno y tesitura evocan a La última película (The Last Picture Show), dirigida por Bogdanovich en 1971, crónica de unos jóvenes de un pequeño pueblo que afrontan el cierre de la única sala de cine, vencida por la televisión.

Santa María del Páramo, Cistierna, Burgo de Osma, Peñaranda de Bracamonte y Pedrajas de San Esteban. En todos ellos se repite la liturgia semanal de ofrecer una única película, proyectada en una gran pantalla y dentro de una amplia sala.

Comparten, a rasgos generales, elescaso público, las entradas a 4,5 euros, tres días de apertura -de sábado a lunes- los 'picos' de taquilla en vacaciones o puentes y una parroquia de fieles: un pueblo dentro del pueblo que no quiere vivir sin su cine.

El Cine Mary de Cistierna.

Cuando Víctor Sánchez Gómez lo inauguró en el año 64, Los Cañones de Navarone resonaron en toda la comarca minera...

Ahora mismo, no se puede rentabilizar el cambio a digital y su hijo Luis Miguel señala que "no se trata tan solo de los costes del digital. Sino de que en los pocos años de transición que quedan se irán editando menos copias en 35 mm y eso significa que el tradicional retraso con que llegan los estrenos empeorará y la oferta será más limitada".

FUENTE: EL MUNDO

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